lunes, 24 de octubre de 2011

Divina Pastora.


Oración a la Divina Pastora.

Divina Pastora,
madre de Dios y madre de la Iglesia,
intercede por nosotros ante Jesucristo tu Hijo,
para que me conceda la gracia que en este momento pido con fe y humildad de corazón.

Así como los bienaventurados están en tu presencia, porque cuando vinieron siguieron los pasos de Cristo: camino, verdad y vida.
Obra de mí como instrumento de tus manos y que yo como María la madre del Buen Pastor pueda con tu ayuda aborrecer el pecado significado en el odio, la soberbia, la envidia y cuantas cosas que ofenden a Dios y al prójimo;
que yo pueda y con tu ayuda vivir de fe, esperanza y caridad, reflejado en el amor a Dios y a mi prójimo.

(Pide tu necesidad personal…)
Bajo la Gracia de Dios y de Manera Perfecta ... Amen

Frases para tener en cuenta:

Si Dios Conmigo...Quien contra MI!

Oracion a San Judas Tadeo

Oración
Apóstol gloriosísimo de Nuestro Señor Jesucristo, aclamado por los fieles con el dulce título de ABOGADO DE LOS CASOS DESESPERADOS, hazme sentir tu poderosa intercesión aliviando la necesidad en que me encuentro. Por el estrecho parentesco que te hace primo hermano de Nuestro Señor Jesucristo, por la privaciones y fatigas que por El sufriste, por el heroico martirio que aceptaste gustoso por su amor, por la promesa que el divino Salvador hizo a Santa Brígida de consolar a los fieles que acudiesen a tu poderosa intercesión, obtenme del Dios de las misericordias y de su Madre Santísima la gracia que con ilimitada confianza te pido a Ti, Padre mío bondadosímo, seguro que me la obtendrás siempre que convenga a la gloria de Dios y bien de mi alma. Así sea.

ORACIÓN DE LA SANTA CAMISA

Que la Santa compañía de Dios me acompañe, y que el manto de Santa María, su madre, me cobije y me defienda de todo peligro. Ave María, gratia plena, me libre de todos los espíritus malignos, bautizados y sin bautizar. Cristo vence, Cristo reina, el Señor y justo individual hijo de María virgen, aquél que nació aquel solemne día, que yo no pueda ser muerto, ni me quieran mal. Que los que tengan ojos no me vean, los que tengan manos no me toquen, que el hierro no me hiera y los nudos no me aten. Dios le dijo a libón: con tres nueces no podrán hacerme daño, ni a ti, ni a ninguna otra persona que las portara amén, Jesús, María y José. Santa María piadosa, madre de Nuestro Señor Jesucristo, al monte Tartario entraste y la gran serpiente encontraste; con hisopo de agua bendita la rociaste y ablandándoles el corazón a mis enemigos al mundo la sacaste. Que los que tengan ojos no me vean, los que tengan pies no me cojan, los que tengan manos no me toquen, que el hierro no me hiera, los nudos no me aten y por las tres espadas de san Julián sean vencidas, con la leche de la Virgen sean rociados y en el Santo Sepulcro sean sepultados. Amén, Jesús, María y José. tres padres nuestros a la muerte y pasión de nuestro Señor Jesucristo, está en la oración de la Santa Camisa, la del Hijo de Dios vivo, la que me pongo en contra de mis enemigos para que aunque tengan ojos, no me vean, aunque tengan pies, no me alcancen, aunque tengan manos, no me toquen, el hierro no me hiera y los nudos no me aten, y por las tres coronas del patriarca san Abraham, aquí ofrezco una oración en unión de mi persona para que vengan mis enemigos tan mansos a mí, como fue nuestro Señor Jesucristo con el madero a la cruz; San Ildefonso, bendito confesor de nuestro Señor Jesucristo que bendijiste la hostia y el cáliz, en el altar mayor, bendice mi cama, mi cuerpo, mi casa y todo mi alrededor, líbrame de brujos, hechiceros y personas de malignas intenciones. Con tres te mido, con tres te parto, con la gracia de Dios y el Espíritu Santo. Jesús, María y José.


Oración San Miguel Arcángel

Oh gloriosísimo San Miguel Arcángel, príncipe y caudillo de los ejércitos celestiales, custodio y defensor de las almas, guarda de la Iglesia, vencedor, terror y espanto de los rebeldes espíritus infernales. Humildemente te rogamos, te digne librar de todo mal a los que a ti recurrimos con confianza; que tu favor nos ampare, tu fortaleza nos defienda y que, mediante tu incomparable protección adelantemos cada vez más en el servicio del Señor; que tu virtud nos esfuerce todos los días de nuestra vida, especialmente en el trance de la muerte, para que, defendidos por tu poder del infernal dragón y de todas sus asechanzas, cuando salgamos de este mundo seamos presentados por tí, libres de toda culpa, ante la Divina Majestad.

Amén.